Juan Soriano
" Retrato de Lola Alvarez Bravo", 1945
Oleo / tela. 83 x 63 cm
Col. Manuel Alvarez Bravo Martinez
En esta exposición retrospectiva del artista mexicano Juan Soriano
que presenta el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, coincidiendo
en el tiempo con ARCO 97 -feria dedicada este año al arte latinoamericano-,
podrá el visitante contemplar una visión sintética
de 60 años de actividad creadora, a cargo de un artista tan esencial
como inclasificable. Componen la muestra 45 pinturas al óleo, 12
esculturas en bronce, una acuarela, medio centenar de dibujos y una litografía
en tres versiones.
El pintor Juan Soriano nació en 1920, en la ciudad de Guadalajara
(Jalisco). Expone por vez primera a los 14 años, en el Museo Regionai
de Guadalajara, dentro de una colectiva en la que participaban cl director
del estudio de pintura Evolución, Francisco Rodríguez "Caracalla",
y sus alumnos. El entusiasmo inmediato que manifestaron ante sus caudros
algunos visitantes, entre los que cabe destacar la pintora María
Izquierdo y la fotógrafa Lola Alvarez Bravo, hizo que luan Soriano
se sintiese alentado para trasladarse a la ciudad de México. Cuando
llegó, en 1935, enseguida entró en contacto con Diego Rivera,
Frida Kahlo, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y otros
miembros de la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios), una
organización que pronto ahandona para salvaguardar su independencia.
También se relaciona con el grupo de escritores conocido como los
Contemporáncos y muy en especial con Xavier Villarrutia. Ambos grupos
le
apoyan para que realice su primera exposición individual, que se
celebra en 1941, en la Galería de Arte de la UNAM Universidad Nacional
Autónoma de México). Impresionado por aquella exposición,
Octavio Paz escribe: "Su dibujo es en ocasiones ríspido, angustioso;
sus colorcs, en otras, agrios. ¿Qué busca o expresa? ¿Busca
esa niñez que odia, como el enamorado que se golpea el corazón?
Revela una infancia, un paraiso, púa y flor, perdido para los sentidos
y para la inteligencia, pero que mana siempre, no como el agua de una fuente,
sino como la sangre de una entraña. Nos revela, y se revela a sí
mismo, una parte de nuestra intimidad, de nuestro ser. La más oculta,
mínima y escondida, quizá la más poderosa".
" Autorretrato", 1941
Tinta / papel
36,5 x 24,5 cm
En 1945, participa en varias exposiciones colectivas en Estados Unidos,
tales como la de "Retratos del Siglo XX", en el Museo de Arte
Moderno de Nueva York, y la gran exposición de arte mexicano en el
Museo de Filadellla. Sus dibujos aparecen en revistas prestigiosas (El hijo
pródigo) y empieza a exponer con regularidad en galerías,
al tiempo que recibe claros elogios de los artistas mayores y consagrados:
de Diego Rivera a rufino Tamayo, pasando por Carlos Mérida o Roberto
Matta.
Durante su primera estancia en Roma, a comienzos de los años cincuenta,
Juan Soriano trabaja la cerámica. Entabla amistad con Elena Croce
y, sobre todo, con María Zambrano, a la que ya conocía de
su etapa de exilio en Morelia, que es cuando el pintor toma también
contacto con un grupo notable de refugiados españoles: León
Felipe, Moreno Villa, Diego de Mesa y Ramón Gaya, entre otros. De
regreso a México, colabora en la fundación del grupo teatral
Poesía en Voz Alta, para el que hará escenografías
y vestuarios, junto a Leonora Carrington, Octavio Paz, Jaime García
Terrés y León Felipe.
Después de un periodo de inmersión en el lenguaje abstracto,
comienza la década de los sesenta con una serie de retratos al óleo,
cientos de dibujos y una escultura en torno a una modelo excepcional: la
legendaria Lupe Marín. Observa Octavio Paz: "Diego Rivera la
retrató muchas veces. Con una libertad mayor, con más crueldad
pero también con más ternura, Soriano pinta a Lupe con pinceles
fanáticos, con el rigor del pocta ante la realidad cambiante dc un
rostro y un cuerpo, con la devoción del creyente que contempla la
figura inmutable de la deidad".
Tras nuevas estancias en Italia y numerosas exposiciones internacionales,
Juan Soriano se asienta en París a partir de 175. Entabla allí
amistad con Milan Kundera y con Julio Cortázar, que escribe un cuento
a él dedicado y basaclo en su pintura. En las dos últimas
décaclas, la obra de Soriano ha sido objeto de grandes retrospectivas
(Estados Unidos, Francia, Alemania, Hungría, Dinamarca, Noruega,
Portugal, Polonia, Bélgica y Rusia), a la vez que el artista se ha
dedicado, con especial intensidad, a realizar esculturas monumentales para
lugares públicos.
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